Están esos días, pocos,
En los que me estrujas las venas,
El pecho se oscurece
Y la noche fría se come al día.
Papel, letra, música, bebida,
Nada es suficiente para sacarlo de ahí
Solo queda esperar.
Esperar el inmensurable pasar del tiempo.
Y te vas, de nuevo a tu rincón, a tu cueva.
A la cueva que te he hecho en mi alma,
Para tenerte siempre, siempre cerca.